No perdonan un viaje juntos que cada Navidad prepara la matriarca del clan, Gloria, y que sin duda sirve para
trabar, todavía más, ese “pegamento” que les aglutina; se han criado oyendo la historia de cómo el abuelo fundó
la marca cosmética NATURA BISSÉ (a la que definen como su familia, la zona de confort...), y llevan de serie los
valores del “largo plazo”, “hágase” y “proyecto común”. Compartimos, en exclusiva y por primera vez, un día con
toda la familia, con paella y sobremesa incluidas, para celebrar sus 40 años de historia.
Joaquín Serra (el achuchón) y José Borrell (el bromista), son los que se lían la manta a la cabeza y cocinan los
fines de semana para todos. Verónica (Fisas), siempre tiene el consejo y la reflexión adecuada. ¿A quién
llamamos cuando queremos hacer un viaje o un plan de risas... ¡A Patyyyyy (Fisas)! El tío Ricardo (Fisas), que
acaba de llegar después de 7 años en Dubai, y sus divertidas anécdotas son el gran descubrimiento. Y la abuela,
nuestra eterna protectora”. Así define la tercera generación del clan Fisas a sus padres, tíos y abuelos,
mientras dos de ellas me cuentan que al día siguiente cogen un avión a las seis de la mañana para irse de
Interrail juntas.
Entonces me pregunto, ¿qué mantiene unida a una familia como esta? Basta pasar un día con ellos para
averiguarlo. Sus pilares se llaman “proyecto común”, “legado”, “largo plazo”, “hágase”… Al menos, éstas son las
palabras más repetidas por cada uno de los miembros de la familia en la jornada que pasamos con ellos, en
exclusiva, en la Costa Brava. Como infiltrados en un domingo familiar cualquiera, con paella, bailes y partido
de vóley incluidos, en el que no hay síntoma de rencillas, rivalidades ni falta de armonía. Entre los
integrantes de la saga Natura Bissé todo fluye. Será porque son maestros en trabar ese “pegamento” (así lo
llaman) que aglutina y une a las personas de la casa.

También tienen mucho que celebrar: acaban de cumplir 40 años desde que el patriarca Ricardo Fisas (fallecido
en 2012), creara la empresa cosmética de lujo española con más proyección internacional, con filiales en
España, Estados Unidos, México, Reino Unido y Emiratos Árabes Unidos y presencia en 35 países. Empezando en
un piso en Barcelona, con cinco cremas y todo por hacer, a que durante la inauguración del White Hall de
Harrods en 2002 la directora de Belleza y Moda de los almacenes londinenses les dijera: “Aquí están las 25
mejores empresas del mundo”. Natura Bissé entre ellas. Me cuentan que al escuchar esta frase, Gloria Vergés,
la mujer de Ricardo y fundadora junto a su marido de la compañía, le comentó en voz baja: “Cómo se nota el
metro pasando debajo del suelo”. A lo que él contestó: “Son tus piernas temblando María Gloria, son tus
piernas”.
Me cuentan que al escuchar esta frase, Gloria Vergés, la mujer de Ricardo y fundadora junto a su marido de
la compañía, le comentó en voz baja: “Cómo se nota el metro pasando debajo del suelo”. A lo que él contestó:
“Son tus piernas temblando María Gloria, son tus piernas”. Ahora tienen 5 sedes por todo el mundo (a punto
de estrenar la nueva en Barcelona), es la única y exclusiva firma cosmética oficial de Forbes Travel Guide
y, en 2018, fue elegida Mejor Firma Spa del Mundo en los World Spa Awards. Además, cuentan con la Fundación
Ricardo Fisas, a través de la cual realizan labores de estética para pacientes oncológicos y un programa de
ayuda a niños con dislexia.
DE DOS... A DIECIOCHO
Detrás del proyecto hay tres generaciones implicadas: la primera (Ricardo Fisas y Gloria Vergés), que fundó
este imperio cuando él se quedó en el paro con 50 años. “Teníamos 4 hijos, la mayor de 14. Intentó encontrar
otro trabajo, pero nadie le llamaba. Se dio cuenta de que a esa edad no le iban a contratar. Entonces
decidió que no quería volver a trabajar para nadie y que íbamos a montar nuestra propia empresa. Yo hacía
números y no me salían las cuentas: colegios, la casa… Pero siempre he confiado mucho en él”, recuerda
Gloria. La segunda generación (Verónica y su marido Joaquín Serra; Patricia y su
marido José Borrell, y Ricardo Fisas hijo), son los responsables de la internacionalización de la marca y
están al frente de la compañía en este momento. Verónica, como directora general; Joaquín Serra, director de
desarrollo de negocio; Patricia directora de innovación y desarrollo de producto; José Borrell, director
financiero, y Ricardo, director corporativo de comunicación. Y la tercera generación (un total de 10 de
entre 13 y 23 años), que se prepara con ayuda de asesores expertos para ser buenos accionistas.

En femenino: Natura Bissé se fundó con 12 mujeres y 2 hombres. Como dice Gloria, “nosotros empezamos el #MeToo hace
años”.
Actualmente, ellas representan el 87 por ciento de los empleados y, de las 5 filiales que tienen por el mundo, 3
están dirigidas por mujeres.
Y que tienen muy claro que “trabajar en Natura Bissé no es un derecho ni una obligación”. Su infancia ha
transcurrido con el run run de la empresa de fondo: al llegar sus padres del trabajo, de camino al colegio, en
la comida del fin de semana... Sin embargo, cuando les preguntas por las iniciales NB lo asocian a “zona de
confort, familia, el sito de los abuelos, algo de lo que disfrutar, esfuerzo, trabajo…”. Alejandra, hija de
Patricia y José, recuerda cómo su madre no estuvo en algunos de sus cumpleaños porque coincidía con las
convenciones en Estados Unidos, pero lo hace destacando “la perseverancia y el sacrificio de mi madre”. Todos
ellos vienen con estos valores de serie. Como dice Verónica, “la empresa familiar te hace plantearte cuestiones
de vida. ¿Familia o empresa? ¿Para qué estoy trabajando? ¿Qué quiero dejar para la siguiente generación? Porque
igual de importante es la rentabilidad como la parte emocional, el tener a todos involucrados. Mar Raventós (ex
presidenta de Codorníu) me decía que ella dedicaba la mayoría del tiempo a eso: a la cohesión familiar”.

Y en esto, Ricardo fue un visionario, el que introdujo el “Consejo de familia” y “Protocolo Familiar” en la
compañía. O lo que es lo mismo: las reglas del juego, el plan de cohesión, la visión compartida, la hoja de
ruta… Y lo que activó este chip fue una conferencia de un experto de Harvard en estos temas a la que asistió
en Madrid. Gloria lo recuerda: “Cuando volvió a Barcelona me dijo: tenemos que delegar en nuestros hijos y
dar un paso atrás. No quiero que me pase lo que dicen que puede suceder en una empresa familiar, y es que
los hijos están deseando que el padre se muera para poder llevarlo ellos”. Reunió a todos y dijo que se
jubilaba. Decidieron que fuera Verónica la que tomara las riendas. Al día siguiente, él vació su despachó y
se colocó en otro pequeño cerca de ella. Fue muy entero y muy generoso. Y le dijo a su hija: “Decidas lo que
decidas, yo te apoyaré”, dice Gloria. Y siempre lo hizo. De hecho, Verónica me confiesa que cuando se murió
su padre fue especialmente difícil para ella. “Habíamos hecho el relevo generacional, pero él siempre estaba
ahí. Yo sabía que a las siete de la tarde me iba a su despacho y podíamos hablar. Y eso desapareció.
Entonces sentí el peso de la empresa y de la familia al mismo tiempo. Fui consciente de que lo mejor era
compartir ese peso, dejarse ayudar”.
En esa conferencia Ricardo también conoció a Julia Téllez, abogada y miembro del Consejo Asesor del despacho
Gómez-Acebo & Pombo, y que pasó a serlo también del Consejo familiar y del de Administración de Natura
Bissé. Ahora es la responsable de formar a la tercera generación para ser socios responsables. “No se les
prepara para trabajar en NB. Es una opción, pero no un derecho. Ellos tienen libertad para desarrollar su
vocación. Si alguien tiene ilusión de entrar, tendrá que existir una vacante y competir con otros. Si hay
algo importante a tener en cuenta en este tipo de empresas es que no se pueden crear puestos para
familiares”, me dice.
Porque la familia es el mayor activo, pero también el mayor riesgo. Los estudios dicen que de la primera a
la segunda generación sobreviven un 30 por ciento de empresas, y de la segunda a la tercera un 15. “Pero las
que pasan son casi un 30 por ciento más rentables que las empresas no familiares”, me dice Verónica. La
clave para sobrevivir: “Todos somos lo suficientemente inteligentes como para olvidar los momentos malos,
que están ahí, pero sobre ellos construyes”, asegura.
LOS ABUELOS: EL PUNTO DE PARTIDA
Todos tienen en mente la figura de Ricardo. Me cuenta Gloria que, incluso, sus nietos a veces cuando debaten algo
dicen “esto al abuelo no le gustaría… Y se me pone la piel de gallina”. Seguramente se deba a que, como todos
los abuelos, con algunas frases o lecciones fue especialmente machacón. Sofía, hija de Verónica y Joaquín Serra,
recuerda cuando le decía que no podía hacer algo, él le respondía: “Si te diera 1.000 pesetas, ¿lo conseguirías
hacer? Y yo le decía que sí. Pues hágase, contestaba él”. Lorenzo, hijo de Ricardo y Kokes, recuerda con cariño
“cuando mi abuelo se retiró era como que no quería: nos decía entre risas: ‘Si no me dais trabajo montaré la
competencia’”. Alejandra, hija de Patricia y José, se leyó con 13 años el libro que escribió Ricardo, Pinceladas
de una vida, y reconoce que fue una gran referencia. También lo es la matriarca del clan, llamada por todos
“Gallina Clueca”. Para sus nietos, además, es su gran protectora y aliada. “Siempre ha sido nuestra defensora”,
confiesa Sofía, y me comentan cómo la llaman muchos fines de semana para preguntarle si se pueden quedar a
dormir en su casa (vive en el centro de Barcelona), porque van a salir de fiesta “y al día siguiente espera a
que me despierte (muy tarde) sólo porque quiere verme desayunar”, comenta Alejandra con cariño.

Desde que falleció su marido, no perdona todos los años un viaje familiar que organiza ella misma en Navidad.
El último fue a Egipto. Los yernos también tienen palabras para ellos. José dice que su suegra “es el alma
de Natura Bissé y mi suegro la generosidad. Consiguieron que realmente me sintiera parte de la familia. Eres
el marido de su hija y te llevas bien… Pero ellos buscaban ir más allá, tu involucración. Los primeros años
opinaba con distancia y Ricardo me decía ‘dame más’. Recuerdo cuando uno de los socios minoritarios vendió
sus acciones y me dijo ‘¡a por ellas, negocia, hazlo tú!’. Yo no sé si sería capaz de hacer lo mismo con un
yerno mío. Era tan generoso…”. Joaquín, que vivió muchos años en Estados Unidos y fue el encargado de
implantar la marca en este mercado, recuerda cuánto lucharon por ubicar Natura Bissé en la cadena comercial
Bergdorf Goodman de la Quinta Avenida de Nueva York. “Necesitábamos una cabina para que las clientas
pudieran probar los productos en su propia piel. Y no nos dejaban. No teníamos publicidad ni otra forma de
darnos a conocer. Me ofrecieron un pequeño espacio en una planta baja y Ricardo me dijo, ‘¿estás seguro de
que ese sitio es para Natura Bissé?’ Pero me apoyó. Porque, aunque en ese momento podría pensar que no era
la decisión correcta, si veía que tú estabas seguro te apoyaba. Y tanto que acertamos.
Al poco tiempo salimos en la portada del WWD con el título Natura Bissé Hits the JackPot (traducido como ‘se
lleva en premio gordo’). Llamé a Ricardo llorando, ¡lo hemos conseguido!”. Para Patricia el ejemplo de sus
padres “ ha sido brutal.
Ver cómo llegaban a casa y se apoyaban entre ellos, cómo dejaban los problemas de la empresa fuera…”.
Verónica recuerda que “mi padre había trabajado toda la vida en proyectos de otros y le hacía ilusión uno
propio. Él admiraba la figura del empresario honesto, que crea valor, que devuelve a la sociedad lo que le
ha dado”. Para Ricardo “el alma de la empresa ha sido mi madre”, y me explica cómo la internacionalización
que se le atribuye a esta segunda generación empezó “con mis padres, que en los años 70 nos matricularon en
un colegio inglés, algo muy poco frecuente en la Barcelona en esa época. Y es esa facilidad con el idioma lo
que nos ha permitido hacer la expatriación e internacionalización”, sentencia.
TERCERA GENERACIÓN: CÓMO SER BUEN ACCIONISTA
“¿Ninguno queréis ser químico? Sofía, ¿química…? Y tú Alejandra, ¿tampoco?”, insiste Gloria a sus nietas, en
pleno momento de elección de carreras y universidades. Porque la abuela lo tiene claro: “Yo quisiera que NB
siguiera siendo una empresa familiar”. Pero nada regalado.
Porque (otra frase muy repetida en esta casa) es que “trabajar aquí no es un derecho ni una obligación”.
José Borrell habla de “responsabilidad, largo plazo, sentido común… Son palabras que a mis hijos les transmito
constantemente. Facilitar sí, regalar no. No necesariamente tienes que estar con nosotros. Esto no es gratis”.
Ricardo cree que “el reto de esta tercera generación es la responsabilidad como accionista de la empresa. En un
futuro la gestión estará en manos de profesionales expertos que no sean familia. Puede que no, que alguno de
ellos se implique, pero lo importante es lo primero”. Las chicas me confiesan que cuando eran pequeñas se
preguntaban entre ellas, “¿quién será de mayor la tía Paty? ¿Y quién Verónica? ¿Ricardo?”. Pero pronto
comprendieron que ese planteamiento era un error. “Porque la clave es formarnos como accionistas responsables.
Yo quiero salir fuera, trabajar y, luego, si hay un sitio para mí en NB y yo tengo algo que aportar lo veremos.
Siempre estaremos vinculadas a la empresa de una u otra forma. Solo ser accionista para que el proyecto siga es
un reto”, dice Pía. Lorenzo, que acaba de llegar de Dubai, destaca “que al ser una empresa familiar nuestros
padres piensan a largo plazo. En los hijos, los nietos. Nos reúnen para explicarnos cómo ser un buen accionista,
cómo aportar a la empresa… En una empresa no familiar no piensan a largo plazo”. Para Sofía, Natura Bissé es
“amor, esfuerzo y diversión. No hay celos, no hay competitividad. Cada uno tiene sus roles muy marcados. Y eso
es importante. Saben en qué son buenos y ceden en lo que no dominan. Y asegura que “es muy bonito ver cómo lo
están haciendo para pasarnos el testigo”. Alejandra destaca que “si en un futuro puedo aportar algo a Natura
Bissé, genial, pero antes creo que trabajaré en diferentes sitios”. Lucía, que lleva dos años compaginando
estudios con trabajo en la empresa, me dice: “Lo llevo en la sangre y lo que más me gusta es el liderazgo
femenino, que todo el mundo te ayude y se interese por ti”.
EL FUTURO: MÁS TALENTO, DELEGAR Y SABER DECIR NO
No faltan los planes en la mente de la familia. Verónica dice que “la ambición era doblar el volumen y
facturación hasta 2022. Pero no crecer por crecer, sino muy a largo plazo. En mercados en los que tenemos puesto
el foco, China y Corea, aunque queremos seguir creciendo en los que ya estamos”. Y, para lograrlo, están
empezando a delegar.
“La familia somos los primeros que estamos cediendo en otros directivos, para dar ejemplo. Tenemos nueva
directora industrial en España, nuevo director comercial global, nuevo director de marketing… Estas
responsabilidades estaban antes en la familia. Pero nos hemos dado cuenta de que, o nos dejamos acompañar, o
no es posible”. Patricia destaca como objetivo no perder la esencia: “Nosotros somos skincare. No hacemos
pelo, perfume… Siempre hemos ido bastante a lo nuestro. Por ejemplo, ahora hay un boom del tema de los sin,
el eco, vegano, etc. Cuanto más sin, parece que sea mejor. Pero para nosotros prima la efectividad, los
resultados y la seguridad. Llevamos años formulando parabenos, están testados y son seguros. No vamos a
cambiar la formulación de NB por una moda”, asegura. Y añade: “Nuestro fuerte seguirán siendo los
ingredientes, la concentración, el arte de la emulsión”.
La nueva sede también es toda una declaración de intenciones:en una zona sin ruidos, con luz natural, en la que
unen fábrica, almacén y oficina. En esto también van a lo suyo. José Borrell, encargado del proyecto, explica su
cultura de empresa: “No queremos ser Google ni Amazon.
Somos mediterráneos. Nos gusta estar con la familia, hacer deporte… No queremos una empresa con guardería,
gimnasio ni planes de fin de semana. Paguemos en el sueldo a los empleados lo necesario para que la gente pueda
llevar a su hijo a la guardería que quiera, ir al gimnasio que prefiera y que disfrute de sus amigos y
familiares fuera de aquí”. Otro reto, según Ricardo: “Darnos a conocer mucho más y, sobre todo, la gestión del
talento. La gente joven viene, está dos años trabajando con nosotros y se va. Antes, las generaciones hacían
carrera de 10– 15 años. Ahora ni lo piensan. Quieren ir, venir, moverse… experimentar. Tenemos que adaptarnos y
ser capaces de generar proyectos para que la gente se quede”.
Reportaje original de Telva
Texto: Paloma Sancho | Fotos: Toni Mateu | Realizan: Cristina García Vivanco y Almudena Carnicero.